El archireconocido escritor, presentador de televisión y articulista se sentó en nuestra barra para dejar ver, sin censura alguna, más de su sorprendente y cautivadora personalidad
Fotografía CARLOS BLANCO
Barra TRASNOCHO LOUNGE, C.C. PASEO LAS MERCEDES
¿A qué edad tuviste conciencia de quién eras?
Caramba no lo sé, pero supongo que fue como a los seis años.
- ¿Y cómo fue?
Me dieron un cuaderno maravilloso, rosado, que decía lenguaje creativo; me pareció que eran dos palabras que me acompañarían por mucho tiempo en mi vida.
- ¿Un accesorio imprescindible en tu closet?
Blazers y zapatos.
- ¿Cómo te llevas con tu ego?
Muy mal, porque durante mucho tiempo he pensado que no lo tenía muy resuelto y ahora que soy mayor para ser bello, es cuando más atractivo me encuentro.
- ¿El gran maestro de tu vida?
Muy complicado. Considero que son tres: José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón y mi padre Rodolfo Izaguirre.
- Cabrujas te dijo en una oportunidad que tenías el don de lo anticlimático, ¿todavía lo ejerces?
Totalmente, no lo he perdido para nada, más bien lo he incrementado.
- ¿Una amistad entrañable?
Miguel Bosé y Nicolás Toth.
- ¿Un libro al que siempre vuelves?
Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh. Ahora, contradiciendo lo que nos enseñó Isaac, de que un autor jamás se relee, si pudiera regresaría a las páginas de Villa Diamante, considero que es mi mejor novela. Aprendería mucho volviendo a sus páginas.
- ¿Crees en la fidelidad?
Está un poco sobrevalorada. Creo que un poco de infidelidad mantiene más unido el matrimonio. Pero solo un poquito.
- ¿Eres consciente del impacto que provocas en la gente?
No, para nada, pero sí soy muy consciente del impacto que la gente produce en mí. Siempre me sorprende ser reconocido, que quieran saludarme y tomarse fotos conmigo.
(18-03-2014)
La Calle del Embudo 